viernes, 6 de marzo de 2009

POR QUE EL EJE EN PREVENCION DE ADICCIONES?

Por ESTELA PAIZ

Desde hace años se manejan los tres niveles de la prevención:

a) Primaria, para evitar que el suceso temido se concrete, como las vacunas.

b) Secundaria, para paliar las consecuencias y recuperarse de las perdidas (tratamientos, contención, reparación de daños).

c) Terciaria, con el objeto de lograr la reconstrucción individual y grupal, la reinserción social y la adaptación activa.

En realidad, la prevención y sus distintas modalidades forman parte de las estructuras que desde la naturaleza primigenia y el desarrollo social se han ido generando en los seres humanos.

En lo orgánico, se expresan en diferentes acciones defensivas provenientes del sistema inmune y los actos reflejos.

El sistema inmune, porque cuenta genéticamente con la capacidad de reconocer enemigos del organismo y generar las defensas necesarias (glóbulos blancos, anticuerpos, etc) y también con la posibilidad, ante el ataque de elementos desconocidos, de incluir al nuevo peligro en su información quedando así preparado para futuras defensas. Estas es la base científica de las vacunas, que usan cepas atenuadas de agentes patógenos para que el organismo aprenda a reconocerlas.

En cuanto a los reflejos, son respuestas inmediatas del sistema nervioso, que no llegan a procesarse a nivel cerebral, sino desde la medula espinal, con el mecanismo de «arco reflejo».Se trata de reacciones defensivas instantáneas y por lo tanto, sin posibilidades de reflexión previa, que producen acciones, sobre todo motrices, de huida, de protección o de ataque. Algunos de estos reflejos son innatos y otros aprendidos y también hay situaciones en que los reflejos, por acostumbramientos ante situaciones repetitivas, dejan de actuar, porque se naturaliza la situación de peligro.

Ambas formas de respuesta orgánica parten, para ser efectivas, de la capacidad innata o adquirida de reconocer y percibir las situaciones de riesgo.Ante estas, los organismos reaccionan si pueden identificarlas, sea para evitarlas o para enfrentarlas con posibilidades de éxito.

En lo social, la percepción de riesgo, si bien puede llegar a producir reacciones orgánicas, exige que se modifique el accionar de los sujetos y sus actitudes, a la vez que se deben producir efectos en el entorno. Este modificar- modificándose es el eje de la adaptación activa que implica a la vez, utilizar la poco aplicada capacidad de crítica y de autocrítica.

Pero el gran obstáculo actual sobre todo en el tema de adicciones, es que esa percepción del riesgo es casi inexistente, por lo que no se producen las acciones defensivas. NO HAY PREVENCION SIN PERCEPCION DEL RIESGO.

Son buen ejemplo de lo planteado la mayoría de los accidentes automovilísticos, no tan accidentales, que causan innumerables daños y muertes. Por definición, lo accidental no es posible de prevenir. Pero un análisis algo mas detallado permite reconocer que no se trata de un hecho fortuito y aislado, sino del resultado de una cadena de la que hubiera bastado desenganchar alguno de sus eslabones para evitarlo o disminuir sus efectos.

Si, por ejemplo, alguien maneja su auto tras haber tomado alcohol, por la Autopista, a 120 km.p.h. y sin cinturón de seguridad colocado, el encuentro con un bache que no puede evitar lo hace y le provoca la muerte o una lesión grave. La cadena reconocible ha sido:

ALCOHOL VELOCIDAD BACHE SIN CINTURON

Cualquiera de estos eslabones que se hubiera soltado habría cambiado el resultado que si bien el bache no depende del conductor, el alcohol le disminuyo los reflejos y a menor velocidad podría haberlo esquivado.

En las conductas adictivas, también se pueden visualizar los eslabones de un proceso que produce lo que el Dr. Horacio Tabares llama “la ecuación adictiva”.

Sujeto vulnerable + existencia de puntos de producción y venta + permiso social = Adictivos.

Se hace necesario generar dispositivos e instrumentos para desactivar esta verdadera bomba de tiempo antes que estalle en nuestras manos. ¿Como reconocer los procesos para generar prevención a tiempo, en vez de llorar por las consecuencias?

Cada parte de esa ecuación proviene de una cadena de eslabones más o menos conocidos: a) El Sujeto Vulnerable es producto, generalmente, de una historia familiar con déficit afectivo + baja autoestima + necesidades insatisfechas + abandono social + perdida de la escolaridad + falta de proyectos. Es lo que se denomina, muy gratificante “SINDROME DE AMPUTACION DE FUTURO”.

b) El sujeto vulnerable, en contacto con sustancias psicoactivas por la existencia de puntos de venta que proliferan ante la inacción policial y judicial, e influido notoriamente por los medios de comunicación, suele estar rodeado de personas, tanto en la familia como en la escuela, que ignoran lo que esta ocurriendo o carecen de instrumentación apropiada para actuar a tiempo. La falta de información y formación, de espacios de reflexión y contención y de programas efectivos de recuperación y reinserción, solo puede enfrentarse a nivel masivo con políticas de salud seriamente implementadas.

Me pregunto ¿todos los eslabones son iguales? La vieja sabiduría popular me avisa: “el hilo se corta por lo más delgado”, y que “la fuerza de una cadena depende de su eslabón más débil”. Hay que descubrirlo, entonces.

Pero sean o no iguales, la falta de uno de ellos desarticula la cadena, desactiva la bomba y nos permite manipularla de otra forma.

Se puede, indudablemente; sectorizar ese deseslabonamiento: la escuela actuar sobre uno, la familia en otros, los medios de comunicación en otros, etc, pero manteniendo la coherencia ideológica que produce la misma percepción del riesgo, para que esas acciones sean complementarias.

Cada uno de nosotros debe tomar conciencia sobre que aspecto puede incidir, que eslabón puede romper, que nivel de percepción del riesgo, propio y ajeno, puede mejorar.

Dra. Estela Paiz

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